The Encounter / El Encuentro

I didn’t tell him anything, we didn’t tell anything, I just heard a sound of footsteps approaching my back on the dry branches of sugarcane and freshly cut. For pure animal instinct or that sense of survival that we strangers have when we immerse ourselves in those redoubts of slavery called bateyes, I turned and saw him, we saw each other. He stopped suddenly, wanting to appear invisible, to go unnoticed, to camouflage himself with the sugarcane, with the dry one and the freshly cut.

We both took courage to make the meeting pleasant, his spent it in moving his right hand, the same with which he holds the machete that cuts the sugarcane and … with stealth take a cigar to his mouth, I in the same for press the button of the camera; Then he shot the smoke into the air with triumphant haughtiness, I settled into defeat. “Pití, take care of the capatá, (as redneck) that he doesn’t see you around here” he said when I asked him his name.

The surprise, the fortuitous encounter and of course, the capatá! Forced me to make a strategic retreat and I left … if I ever return he will not have to pretend an excuse for not remembering me, this meeting will have no place in his memory because to survive in the batey already occupies to him all the space, instead this photo is mine, it’s the excuse I have to see him again 12 years later because I’m sure he’ll be there, I always see him, he does not know, but I have the proof!

EL ENCUENTRO

No le dije nada, no nos dijimos nada, solo escuché un sonido de pasos que se acercaban a mi espalda pisando las ramas secas de caña y las recién cortadas. Por puro instinto animal o ese sentido de la supervivencia que tenemos los extraños cuando nos sumergimos en esos reductos de esclavitud llamados bateyes, me volteé y lo ví, nos vimos. Se detuvo de repente como queriendo parecer invisible, pasar desapercibido, camuflarse con la caña, con la seca y la recién cortada.

Ambos sacamos valor para hacer amable el encuentro, el suyo se lo gastó en mover la mano derecha, la misma con la que empuña el machete que corta la caña y… con sigilo llevarse un cigarro a la boca, yo en lo propio para pulsar el obturador de la cámara; luego el disparó el humo al aire con altivez triunfante, yo me acomodé en la derrota. – Pití, tené cuidao con el capatá, que no lo vea por aquí” dijo cuando le pregunté su nombre.

La sorpresa, lo fortuito del encuentro y por supuesto, el capatá! me obligaron a hacer una retirada estratégica y me fuí… si alguna vez vuelvo el no tendrá que fingir una excusa por no recordarme, este encuentro no tendrá sitio en su memoria porque sobrevivir en el batey ya e ocupa todo el espacio en cambio esta foto es la mía, es la excusa que tengo para volver a verle 12 años después porque estoy seguro que estará ahí, siempre le veo, el no lo sabe, tengo la prueba!