El poder de la imagen como arma política

Los chinos entendieron hace tiempo el poder que tiene la imagen en occidente y ahí se plantaron. Pusieron todos los recursos y todo el esfuerzo (tienen todo el dinero y toda la gente y cuando digo todo es todo) así que no fue difícil conseguirlo. Miles de chinos estudiando o viviendo en Europa y Estados Unidos con el respaldo de su gobierno. Un día abrieron las puertas y nos mostraron que pueden hacer hacer las cosas igual o mejor que nosotros. Como todo lo hacen a lo bestia nos regalan constantemente imágenes bestiales. Recuerdo que antes de estos últimos Olímpicos de Invierno algunos países o colectivos amenazaron con un boicot por el caso Peng Shuai, el respeto de los Derechos Humanos en ese país, pero otra vez, como siempre, allí que fuimos. Al final la admiración por lo que hacen y por como lo hacen, nuestro vicio por las imágenes potentes y coloridas que nos regalan nos puede. Así que olvidamos por otro momentito la falta de democracia, libertades, derechos y sucumbimos a esos paisajes urbanos sacados de otro planeta o existentes en nuestra imaginación que ellos hacen realidad. Incluso hubo renombrados fotógrafos que se debatían entre ir o no a los JJOO y alguno llegó a hacer una ridícula cuenta atrás para dar a conocer su decisión como si se tratase de uno de esos juegos de eliminación que pululan en las televisiones. Por supuesto cubrió los Juegos. La espectacularidad de sus eventos, su arquitectura (los arquitectos con ideas locas siembran sus proyectos en China) y todos sus megaproyectos parecen destinados a ganar una guerra antes de que se produzca solo mostrando lo que son capaces de hacer. Mientras ese futurible se produce no nos queda más que deleitar la vista   porque como ya he dicho en occidente somos unos ‘yonkis’ de las imágenes potentes.

© Ben Stansall / AFP / Getty

 

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