Flamenco
Vengo de un lugar donde el baile no es solo diversión o elemento fundamental de socialización -probablemente el más importante-, es también una forma de identidad, una manera sutil y alegre de establecer nuestra presencia en el espacio público o incluso al revés: Es la música la que nos invade desde siempre, aprendemos a bailar antes que cualquier otra cosa. La música y por añadidura el baile está presente todo el tiempo y en cualquier lugar, en el ‘colmado’ de la esquina, en el autobús público o en el ‘concho’, una especie de taxi compartido donde se comparte casi todo. Si algo está omnipresente en República Dominicana es la música y ademas a todo volumen, no importa que suene fatal, que haya estridencias o que los bajos y los brillos vayan y vengan entre la melodía y el ruido. Lo importante es que suene alto.
Pero nunca entendí por qué muchos turistas preferían quedarse sentados y vernos bailar a intentarlo ellos mismos y pasar un momento divertido. Llegué a convencerme de que lo hacían para no hacer el ridículo (en parte también, pa’ qué nos vamos a engañar). Luego, tiempo después ya viviendo en esta Andalucía, la del sur muy al sur, la que sin duda es la region de Europa más parecida al Caribe me percaté del detalle. Cuando veo a estas mujeres con estos trajes tan vistosos, con esos colores tan caribeños, moverse a ese ritmo, esa cadencia, esa gracia, acompañándolo a la vez de los gestos, las miradas, el movimiento de las manos, el taconeo, el toque de cadera, cuando bailan por alegrías, alguna sevillana o cualquier otro baile flamenco lo comprendí todo.
Por más que se meta el ritmo en mi cuerpo soy incapaz de levantarme e intentarlo. Primero y por supuesto para no hacer el ridículo y luego porque como hacen los extranjeros cuando nos ven bailar, no quiero perderme ningún detalle, no quiero perderme nada, quiero ser parte de ese espectáculo sonoro y visual que se despliega ante mis ojos y que me deja embelesado hasta el final y con ganas de más. Para mi es como un viaje de vuelta al baile de toda mi vida pero sentado en una silla.